Para
la cultura musulmana el agua era un elemento primordial y constante, símbolo de limpieza corporal y también
espiritual. A través del agua purificaban sus cuerpos y sus pecados, es por eso
que este elemento está siempre presente. Fuentes, albercas, acequias, aljibes y
por supuesto baños públicos son las construcciones árabes en las que el agua es
el protagonista. Muy asiduamente acudían
los árabes a los baños, en ellos se aseaban, recibían masajes, se cortaban el
pelo y era su lugar preferido de reunión
y de charla. En Baza quedó patente este gusto musulmán por los baños, se sabe
que existieron al menos tres de ellos; unos debieron estar alrededor de la
mezquita aljama, otros en el barrio de San Juan y otros los de Santiago que visitaremos hoy.
Estos
baños del siglo XIII y origen
nazarí, deben su nombre a que daban
servicio al arrabal de Marzuela, posteriormente de Santiago, pertenecieron al
último caudillo de Baza. En el siglo XVI los musulmanes de Baza fueron concentrados en la morería de
San Juan lo que provocó que alrededor de 1517 los baños de Santiago dejaran de
funcionar como tales. Desde entonces
muchos han sido los usos que se les han dado, aunque no tan nobles y
placenteros como para los que fueron construidos, así los baños de Santiago,
han sido almacén, cuadra, bodega, leñera y hasta pocilgas. En 1975 la suerte
volvió a cambiar para ellos, al ser declarados monumento histórico-artístico, y
adquiridos por la consejería de cultura, que tras su restauración y puesta en
valor los abrieron al público para que todos pudiéramos disfrutar de su
belleza. Hoy se han convertido en unos
de los baños árabes mejor conservados de todo el país.
Iniciamos
nuestra visita en un gran cubo de hierro y cemento que nos lleva al interior de los baños, donde el
tiempo parece retroceder hasta el siglo XV. Una vez dentro, no es difícil imaginar todas sus salas inundadas de vapor, aromas y animadas
conversaciones. La visita sigue el mismo recorrido que hicieron tantas veces los musulmanes que a diario
los utilizaban. En el vestíbulo eran
recibidos por el bañero, que les exigía el pago del servicio y les daba paso a la sala fría que conserva su bóveda de
cañón construida en ladrillo. A través de un vano, abierto de manera que el
interior no es visible desde la puerta de acceso, encontramos la estancia más
grande de los baños, la sala templada. En esta sala de planta rectangular, en
la que la zona central está separada del resto por una bella galería de arcos
de ladrillo, era el lugar donde se pasaba la mayor parte del tiempo. Aquí es
donde recibían las friegas, los masajes y donde se entablaban las
conversaciones. Partiendo de esta sala se circulaba alternativamente a las
salas fría y caliente. En la sala
caliente el suelo permitía que se
filtrara el vapor para crear un ambiente semejante al de una sauna. En el nivel
inferior de esta sala es donde se
situaba el horno, del que aún quedan restos. En este horno el agua era
calentada en una gran caldera de cobre para producir el vapor que inundaba los
baños. Paseando por estas dependencias
aún parece que podamos percibir el aroma de los afeites y el eco de las
conversaciones con las que se relajaban los musulmanes antes de sus oraciones.
Otra de las formas de conocer la belleza de estos baños es ver este vídeo del Canal Andalucía Turismo
Para los que estáis interesados en viajar hasta estos baños llenos de historia y belleza, os dejo su localización para que lleguéis hasta ellos de forma fácil:
Para saber que ropa debes llevarte sin temor a equivocarte lo mejor es que consultes el tiempo:
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