domingo, 31 de julio de 2016

Palacio de Saldañuela, Burgos.


Este fastuoso palacio es uno de los edificios más notables de la arquitectura civil renacentista de la provincia de Burgos, que desde 1931 está declarado Monumento Histórico Artístico. La historia de este edificio comienza un siglo antes de que fuera adquirido por Doña Isabel de Osorio, cuando los Zúñiga, marqueses de Arévalo construyeron la primitiva torre del siglo XV que aún se conserva adosada al ala principal del palacio, aunque con importantes modificaciones respecto a su imagen original, pues sus almenas fueron sustituidas por un tejado piramidal, añadiéndole algunas decoraciones como un reloj de sol y ventanas geminadas en un intento de suavizar y hacer más amable su severa apariencia. Pocos años después de que Isabel Osorio adquiriera la torre y las edificaciones anexas con las que contaba, hoy desaparecidas, levantó este impresionante palacio que fue conocido como “la casa de la puta del Rey”, púes corría el rumor de que fue financiado por el mismísimo rey Felipe II, con el que supuestamente tuvo dos hijos bastardos fruto de sus amores clandestinos. Fuera quien fuese quien corriera con los gastos de la construcción, lo que esta fuera de dudas es su exquisita belleza renacentista de clara influencia italiana, que además estuvo decorado con hermosas pinturas, tapices de la mejor calidad y los muebles más lujosos, todo muy al gusto de la nobleza de la época. Los mejores años del Palacio de Saldañuela terminan en 1788, cuando un aparatoso incendio lo dejó casi arruinado, entrando en un paulatino proceso de deterioro y decadencia, hasta que a mediados del pasado siglo XX vuelve a la vida tras ser adquirido y restaurado por una entidad bancaria. En 1994 el arquitecto Pablo Puente terminó la última remodelación de este Palacio que le dio el sano aspecto que hoy presenta.


Aunque muy cerca de la localidad de Saldaña, queda separado de su casco urbano lo que permitió dotarlo de unas peculiares características, para conseguir acercarlo a la naturaleza añadiéndole, sobre la galería de entrada de la fachada principal, un mirador de exquisita elegancia desde donde poder contemplar los jardines y el bello entorno que lo rodea, todo ello sin renunciar a la decoración manierista más refinada. El interior repite el mismo modelo de capiteles, columnas y arcos que vimos en la fachada, uniendo sus dos plantas mediante una amplia pero sobria escalera, en la que destaca la ausencia total de decoración. La sorpresa la encontramos justo en el centro del Palacio, donde se abre un bellísimo patio con tres de sus lados porticados, mientras en el cuarto, entre dos enormes ventanales rematados por elegantes frontones curvos, se abre una hornacina que alberga una fuente de delicada belleza, en la que un Atlante sostiene la copa que recoge el agua que mana de tres figuras femeninas.


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                              * Cómo llegar.                                                            



                      * El tiempo en el Palacio de Saldañuela:                     

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