Seguro que echas de menos la
tardes de vacaciones en las que paseabas tranquilamente por alguna de las
extraordinarias playas de nuestras costas, sólo ocupado de disfrutar de su belleza. Hoy daré rienda
suelta a esta nostalgia recordando una de estas tardes, concretamente en la que
subí al faro más alto de España, el faro de Chipiona que desde sus más de
69 metros ilumina las noches de la costa
de la luz Gaditana.
Chipiona,
es un coqueto y acogedor municipio de la bahía gaditana, que conserva aún su arraigada tradición pesquera, que junto
con el cultivo de flores, la producción de moscatel y por supuesto el turismo, son sus principales
actividades económicas. Pero son los propios
vecinos de la localidad su
principal valor que derrochando simpatía atraen cada año a miles de
turistas, que una vez aquí quedan enamorados para siempre de su luz, de sus
playas, de sus calles, de su santuario de Regla y por supuesto de su Faro, el más alto de los encantos de Chipiona y que
hoy conoceréis mejor.
Jaime
Font, ingeniero catalán de reconocido
prestigio, fue el encargado de su diseño, siendo el 30 de abril de 1863 la
fecha en la que se colocó la piedra que iniciaría su construcción, en el lugar
llamado punta del Perro, para indicar la entrada al río Guadalquivir. Cuatro años más tarde, su luz iluminó por
primera la bahía de Cádiz, utilizando una lámpara que en su origen fue
alimentada por aceite, más tarde por parafina y petróleo, hasta que en 1942 el alumbrado
eléctrico, acabó para siempre con los mecanismos de combustión y con el
calvario que debía ser subir el combustible para alimentar las lámparas. En la
pequeña edificación de la base del faro, antaño dedicada a vivienda del farero,
hoy podemos ver un pequeño pero ilustrativo museo de las distintos tipos de
lámparas que se han utilizado para iluminarlo y donde conoceremos el curioso
mecanismo de relojería que hacía girar su linterna. Desde su inauguración su
luz ha guiado a las embarcaciones que entraban desde el mar, al Guadalquivir, a
excepción de los tres años que duró la guerra civil, durante los cuales los
fareros fueron expulsados y su luz apagada. Hoy sigue en activo, siendo uno de
los veinte faros aeromarítimos existentes en España.
Para
una bellota como yo subir los 344 escalones que separan la base de su linterna,
fue todo un reto atlético, pero que se vio recompensado con creces, al acceder
a la pequeña terraza de su linterna. Desde aquí, mientras nos refresca la suave
brisa del atlántico, disfrutamos de unas
vistas de verdad únicas de las calles de Chipiona, del Santuario de Regla, del
puerto, y de su costa admirando el
contraste entre el azul del mar y el
dorado de la arena de sus playas, todo un placer para los sentidos.
INFORMACIÓN ADICIONAL
No te pierdas este espectacular vídeo del faro más alto de España
¿Como llegar hasta el faro de Chipiona?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Has viajado a este lugar o piensas hacerlo en breve?
Cuéntanos tu experiencia.