viernes, 23 de octubre de 2015

Faro Chipiona


            Seguro que echas de menos la tardes de vacaciones en las que paseabas tranquilamente por alguna de las extraordinarias playas de nuestras costas, sólo ocupado de  disfrutar de su belleza. Hoy daré rienda suelta a esta nostalgia recordando una de estas tardes, concretamente en la que subí al faro más alto de España, el faro de Chipiona que desde sus más de 69  metros ilumina las noches de la costa de la luz Gaditana.
                Chipiona, es un coqueto y acogedor municipio de la bahía gaditana,  que conserva aún  su arraigada tradición pesquera, que junto con el cultivo de flores, la producción de moscatel  y por supuesto el turismo, son sus principales actividades económicas. Pero son los propios  vecinos de la localidad su  principal valor que derrochando simpatía atraen cada año a miles de turistas, que una vez aquí quedan enamorados para siempre de su luz, de sus playas, de sus calles, de su santuario de Regla y por supuesto de su Faro,  el más alto de los encantos de Chipiona y que hoy conoceréis mejor.
                Jaime Font,  ingeniero catalán de reconocido prestigio, fue el encargado de su diseño, siendo el 30 de abril de 1863 la fecha en la que se colocó la piedra que iniciaría su construcción, en el lugar llamado punta del Perro, para indicar la entrada al río Guadalquivir.  Cuatro años más tarde, su luz iluminó por primera la bahía de Cádiz, utilizando una lámpara que en su origen fue alimentada por aceite, más tarde por parafina y  petróleo, hasta que en 1942 el alumbrado eléctrico, acabó para siempre con los mecanismos de combustión y con el calvario que debía ser subir el combustible para alimentar las lámparas. En la pequeña edificación de la base del faro, antaño dedicada a vivienda del farero, hoy podemos ver un pequeño pero ilustrativo museo de las distintos tipos de lámparas que se han utilizado para iluminarlo y donde conoceremos el curioso mecanismo de relojería que hacía girar su linterna. Desde su inauguración su luz ha guiado a las embarcaciones que entraban desde el mar, al Guadalquivir, a excepción de los tres años que duró la guerra civil, durante los cuales los fareros fueron expulsados y su luz apagada. Hoy sigue en activo, siendo uno de los veinte faros aeromarítimos existentes en España.
                Para una bellota como yo subir los 344 escalones que separan la base de su linterna, fue todo un reto atlético, pero que se vio recompensado con creces, al acceder a la pequeña terraza de su linterna. Desde aquí, mientras nos refresca la suave brisa del atlántico, disfrutamos  de unas vistas de verdad únicas de las calles de Chipiona, del Santuario de Regla, del puerto, y de su costa  admirando el contraste entre el azul del mar y  el dorado de la arena de sus playas, todo un placer para los sentidos. 


INFORMACIÓN ADICIONAL


No te pierdas este espectacular vídeo del faro más alto de España 





¿Como llegar hasta el faro de Chipiona?



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