Ermita de Nuestra Señora de la Anunciada.

La ermita de Nuestra Señora de la Anunciada, una joya del románico, rodeada de inmensos campos de cereales a un par de kilómetros de la villa fortificada de Urueña.




Las primeras noticias de la existencia de un templo en este lugar datan del siglo X, en esa época existió un pequeño monasterio mozárabe conocido con el nombre de San Pedro y San Pablo de Cubillas. Fue en el siglo siguiente, cuando la infanta Doña Sancha, señora de Urueña, decide la construcción de un nuevo templo, siguiendo las directrices que marcaba el primer románico, el románico lombardo, que en aquellos años ya se había extendido por Cataluña y Aragón. Algunos historiadores han atribuido el estilo lombardo de esta ermita al matrimonio celebrado entre María Pérez Ansurez y Armengol V, conde de Urgel, que conllevaría un intercambio poblacional, cultural y artístico. En el siglo XVII Antonio de Isla, obispo de Osma y natural de Urueña, decide trasladar la Virgen de la Anunciada, patrona de su villa natal, a la que era ermita de San Pedro, desde entonces a esta ermita se la conoce con el nombre de Nuestra Señora de la Anunciada. No fue el nombre lo único que cambió este obispo, también la sometió a obras en las que añadió a la construcción una espadaña en el hastial occidental y abrió una sacristía en uno de los brazos del transepto. Lamentablemente no fueron estas las únicas edificaciones parásitas que se le añadieron a este templo, en el siglo XVIII se construye el camarín de la Virgen rompiendo el equilibrio de las formas románicas de su bello ábside central, además de adosar un pórtico en su fachada que fue eliminado en la última restauración.


A pesar de estas, a mi entender, desafortunadas intervenciones, posee esta ermita una extraordinaria belleza. Construida en sillarejo de piedra muy porosa, sus muros carecen de contrafuertes por lo que son de un grosor considerable. En el exterior como elementos decorativos se utilizaron arquillos ciegos, muy característicos del románico lombardo, que crean juegos de claros y oscuros realmente hermosos. El templo de planta basilical se articula en tres naves, la central más alta y ancha que las laterales, tres ábsides y cimborrio. Las naves se cubren con bóvedas de medio cañón reforzadas por arcos fajones de medio punto, todos ellos lisos y sin decoración, mostrando una arquitectura sencilla y limpia de sobrecogedora belleza. El cimborrio de La Anunciada en una construcción típica de este primer románico, pasa del cuadrado al octógono a través de trompas y del octógono progresivamente a una cúpula semiesférica, recordando mucho al que tuvimos la ocasión de ver en la Iglesia de San Martin en Fromista.


Pocos datos os he podido aportar de la construcción de esta ermita, y es que muy poco se sabe de ella, solo algunas hipótesis y conjeturas que dejaremos que nos aclaren los investigadores, mientras nosotros gozamos y admiramos la belleza de este excepcional templo de Nuestra Señora de la Anunciada.

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