Seguramente estamos ante una de las construcciones más importantes de todo el patrimonio arquitectónico de España, púes el acueducto de Segovia es posiblemente el mejor conservado y el más completo de todos los construidos por el Imperio Romano.
La historia de esta impresionante obra de ingeniería, comienza hace casi dos mil años aunque no hay documentación suficiente para datarlo con exactitud, sabemos que se inició a finales del siglo I o principios del siglo II. Más romántica es la leyenda que circula por Segovia, que atribuye la construcción del acueducto al mismísimo Diablo, para apoderarse el alma de una joven criada. Al pensar en el acueducto de Segovia, todos vemos la majestuosa imagen que nos ofrece a la entrada del centro histórico de esta ciudad, pero en realidad esta increíble construcción tiene una longitud de diecisiete kilómetros, que recorren la sierra desde el manantial de la Fuenfría hasta el promontorio rocoso donde se alza el Alcázar. Sorprende saber que en la época en la que se levantó este acueducto, con capacidad para abastecer de agua a veinte mil personas, Segovia no era más que una pequeña fortificación en la que apenas vivían cien personas, situada a medio camino entre las importantes ciudades romanas de Zaragoza y Mérida. Pero a mí lo que realmente me sorprende de esta colosal construcción romana, es descubrir cómo es posible que estas enormes piedras de granito con las que está construido el acueducto de Segovia, se mantengan en perfecto equilibrio, y lo hayan hecho durante dos milenios, sin ningún tipo de argamasa o cemento que las unan. Si bien es cierto que durante un ataque musulmán, en los últimos años del siglo XI, treinta y seis arcos del acueducto sufrieron grandes daños, no siendo hasta el siglo XV cuando en época de los Reyes Católicos, fueron restaurados por un moje del cercano monasterio del Parral.
La parte más visible del acueducto, la que atraviesa el centro de Segovia, siendo su imagen más característica e impresionante, está formada nada menos que por 119 arcos, que en su parte más alta llega a alcanzar los veintiocho metros de altura. Antes de terminar, os propongo que miréis detenidamente la zona donde se encuentran sus arcos más altos, descubriréis un hueco, que según la leyenda corresponde al lugar que ocuparía la piedra que el Diablo no pudo colocar antes de la salida del sol, para ganar el alma de la joven criada. Hoy encontramos ubicada en este hueco la imagen de la Virgen de la Fuencisla.
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