Castillo de los Vélez

Para ver completo el Castillo de los Vélez, tendremos que hacer dos viajes, uno a Vélez Blanco, al norte de la provincia de Almería, donde podremos contemplar la figura imponente de esta fortaleza inexpugnable, pero para ver el patio que lució hasta 1904 tendremos que atravesar el atlántico y llegar hasta New York,
para encontrarlo descansando en el museo metropolitano. Os voy a contar la historia de este castillo para descubrir que avatares del destino llevaron a la separación de estas dos partes que pertenecieron a este edificio. 

La historia del Castillo de los Vélez comienza cuando los Reyes Católicos nombran a Pedro Fajardo, que ostentaba el título de Adelantado de Murcia, primer marqués de los Vélez, decidiendo fijar en Vélez Blanco la sede de su nuevo señorío. Corre el año 1506 cuando comienzan las obras del castillo sobre las ruinas de una antigua fortaleza islámica. Aunque la construcción se inicia en estilo gótico, imperante en esta época, pronto gira hacia el clasicismo convirtiéndose en una de las primeras obras del renacimiento español. Durante los siglos siguientes, hasta finales del XVIII fue la residencia de los Fajardo, pero con la extinción de la línea sucesoria directa de la familia que lo construyó y habitó, y la ocupación francesa llega un periodo de declive para este edificio. A principios del pasado siglo XX, en la primavera de 1904 comienza el expolio de esta maravilla de nuestro patrimonio. Fueron sus propietarios, los duques de Medina Sidonia quienes vendieron, a un anticuario francés, el que fue patio del castillo-palacio de los Vélez, uno de los ejemplos más brillantes del renacimiento andaluz. Posteriormente en 1945 es cedido al Museo Metropolitano de New York donde, afortunadamente se puede ver en todo su esplendor. Digo afortunadamente porque otras obras procedentes de nuestro patrimonio, quedaron y aún permanecen guardadas en oscuros y tristes almacenes lejos de quienes deberían disfrutar de su belleza.

A partir de la segunda mitad del siglo XX, se ha ido restaurando y reconstruyendo esta importante fortaleza andaluza, intentando devolverle el esplendor que tuvo en épocas pasadas. Hoy, aunque mutilada, constituye un verdadero símbolo del patrimonio arquitectónico de Almería, que no deberíais dejar de visitar.

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