La ermita de Santa Cecilia de Vallespinoso de Aguilar es una de las joyas del románico del siglo XII, situada muy cerca de uno de los grandes centros del románico, Aguilar de Campoo que hemos visitado en ocasiones anteriores.
Según creo a lo largo de la historia, han sido varios los que, al igual que yo quedaron enamorados de la magia y la belleza que emana de la imagen de la ermita de Santa Cecilia, diciendo de ella que su contemplación es un “goce estético” constituyendo “una bella sorpresa para las almas sensibles” que por primera vez la contemplan y para los que regresan para verla de nuevo. Todo es hermoso en la ermita de Santa Cecilia, el pintoresco paraje en el que se asienta, la peña donde apoyan sus cimientos, el equilibrio de su arquitectura, la armonía de sus proporciones y la perfecta fábrica de su sillería, lo que ha hecho de su imagen uno de los emblemas del románico palentino. Contemplar esta pequeña ermita es dejarse llevar por la emoción que produce descubrir en sus pequeñas proporciones la perfección, es dejarse seducir por su extraordinaria portada de siete arquivoltas que nos sumergen en la magia de sus capiteles, cuyo repertorio iconográfico no sólo deslumbra con su belleza de formas vegetales y geométricas, sino también con sus historias, que nos cuentan la lucha de un dragón con un caballero pertrechado con escudo y cota de malla, un combate a muerte entre centauros, la avaricia de un hombre que sin descolgarse la bosa del cuello es arrastrado por un demonio, mientras un sacerdote da la extremaunción a un difunto por el que espera un ángel sujetando el caballo que lo llevara hasta el cielo. Así es como me siento, como si un ángel me hubiera trasladado en su caballo hasta el cielo, un cielo donde disfrutar de lo más perfecto, de lo más bello, hasta un lugar infinito, donde por mucho tiempo que le dediques a contemplarlo siempre encuentras sorpresas, como el descubrir a las tres marías ante un sepulcro vacío custodiado por un ángel, o el pesaje de las almas entre San Miguel y el diablo y muchas otras que dejaré que seáis vosotros mismos quienes las descubráis en vuestra visita. Yo seguiré recorriendo el exterior de esta ermita, para apreciar de cerca la maravillosa imagen de su ábside, en el que se abren tres ventanales abocinados, el central con una arquivolta de una exquisita delicadeza, donde hojas de acanto se enroscan en forma de hélice. Desde este lugar sólo tenemos que levantar la vista para darnos cuenta, que sobre nosotros una colección de canecillos nos contemplan. Unos sencillos y otros más trabajados que muestran aves con serpientes enroscadas al cuello, músicos tocando la viola, todos ellos bellos y perfectos. Si todo esto lo pude sentir desde el exterior, entrar en la ermita de Santa Cecilia, es hacerlo en un lugar de paz, donde la sensación de verticalidad de su única nave consigue elevarnos del suelo, y nos prepara la bienvenida de su arco triunfal apuntado que soportado por columnas de capiteles historiados nos narran en silencio una la lucha entre seres mitológicos y la fuerza de Sansón que es capaz de acabar con la vida de un fiero león arrancándole la mandíbula,
Según creo a lo largo de la historia, han sido varios los que, al igual que yo quedaron enamorados de la magia y la belleza que emana de la imagen de la ermita de Santa Cecilia, diciendo de ella que su contemplación es un “goce estético” constituyendo “una bella sorpresa para las almas sensibles” que por primera vez la contemplan y para los que regresan para verla de nuevo. Todo es hermoso en la ermita de Santa Cecilia, el pintoresco paraje en el que se asienta, la peña donde apoyan sus cimientos, el equilibrio de su arquitectura, la armonía de sus proporciones y la perfecta fábrica de su sillería, lo que ha hecho de su imagen uno de los emblemas del románico palentino. Contemplar esta pequeña ermita es dejarse llevar por la emoción que produce descubrir en sus pequeñas proporciones la perfección, es dejarse seducir por su extraordinaria portada de siete arquivoltas que nos sumergen en la magia de sus capiteles, cuyo repertorio iconográfico no sólo deslumbra con su belleza de formas vegetales y geométricas, sino también con sus historias, que nos cuentan la lucha de un dragón con un caballero pertrechado con escudo y cota de malla, un combate a muerte entre centauros, la avaricia de un hombre que sin descolgarse la bosa del cuello es arrastrado por un demonio, mientras un sacerdote da la extremaunción a un difunto por el que espera un ángel sujetando el caballo que lo llevara hasta el cielo. Así es como me siento, como si un ángel me hubiera trasladado en su caballo hasta el cielo, un cielo donde disfrutar de lo más perfecto, de lo más bello, hasta un lugar infinito, donde por mucho tiempo que le dediques a contemplarlo siempre encuentras sorpresas, como el descubrir a las tres marías ante un sepulcro vacío custodiado por un ángel, o el pesaje de las almas entre San Miguel y el diablo y muchas otras que dejaré que seáis vosotros mismos quienes las descubráis en vuestra visita. Yo seguiré recorriendo el exterior de esta ermita, para apreciar de cerca la maravillosa imagen de su ábside, en el que se abren tres ventanales abocinados, el central con una arquivolta de una exquisita delicadeza, donde hojas de acanto se enroscan en forma de hélice. Desde este lugar sólo tenemos que levantar la vista para darnos cuenta, que sobre nosotros una colección de canecillos nos contemplan. Unos sencillos y otros más trabajados que muestran aves con serpientes enroscadas al cuello, músicos tocando la viola, todos ellos bellos y perfectos. Si todo esto lo pude sentir desde el exterior, entrar en la ermita de Santa Cecilia, es hacerlo en un lugar de paz, donde la sensación de verticalidad de su única nave consigue elevarnos del suelo, y nos prepara la bienvenida de su arco triunfal apuntado que soportado por columnas de capiteles historiados nos narran en silencio una la lucha entre seres mitológicos y la fuerza de Sansón que es capaz de acabar con la vida de un fiero león arrancándole la mandíbula,
Si te ha gustado este post, por favor compártelo
INFORMACIÓN DE UTILIDAD
Para visitar esta joya del románico palentino tendrás que concertar la visita en:
Tfno: 979 125 000
También puedes solicitar más información sobre esta y otras muchas construcciones románicas en la Fundación Santa María la Real que puedes encontrar en:
Monasterio de Santa María la Real:
34800 Aguilar de Campoo Palencia
Telf: 979 12 50 00
Fax:979 12 56 80
Email: comunicacion@santamarialareal.org
Cómo llegar
El Tiempo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Has viajado a este lugar o piensas hacerlo en breve?
Cuéntanos tu experiencia.