Encaramado sobre las faldas de una montaña, rodeado prácticamente en su totalidad por el Río Guadalaviar, Albarracín exhibe su histórica silueta presidido por las murallas de su castillo y flanqueada por las casas colgadas
que se asoman, sin vértigo, a la altura de la profunda hoz que separa su casco histórico del arrabal. El color rojo, característico de Albarracín, envuelve nuestros pasos por las estrechas y muy empinadas calles de la villa, que de tanto en tanto nos obsequia con uno de sus rincones de pintoresca belleza. A pesar de la difícil orografía del lugar, o quizás por esta razón, estas tierras han estada habitadas desde la edad del hierro, época en la que la tribu celta de los lobetanos campaba a sus anchas por estas sierras. Más tarde llegarían Romanos, Visigodos y Musulmanes, siendo precisamente del periodo Andalusí del que procede su nombre “al-Banu Razin” la ciudad de los hijos de Razín, linaje que alcanzó el poder sobre la taifa de Albarracín. La torre del Andador y el propio castillo de Albarracín, que albergó la alcazaba de los Banu Razin, son los testimonios más destacados de su paso por estas tierras. La inmejorable posición estratégica del sistema defensivo y de la fortaleza de Albarracín, la han hecho escenario de continua luchas, sitios y batallas desde el siglo XII hasta casi nuestros días, siendo la última de ellas durante la Guerra Civil Española, en la que Albarracín vivió duros enfrentamientos entre las tropas Republicanas y las Nacionales por hacerse con su control.
que se asoman, sin vértigo, a la altura de la profunda hoz que separa su casco histórico del arrabal. El color rojo, característico de Albarracín, envuelve nuestros pasos por las estrechas y muy empinadas calles de la villa, que de tanto en tanto nos obsequia con uno de sus rincones de pintoresca belleza. A pesar de la difícil orografía del lugar, o quizás por esta razón, estas tierras han estada habitadas desde la edad del hierro, época en la que la tribu celta de los lobetanos campaba a sus anchas por estas sierras. Más tarde llegarían Romanos, Visigodos y Musulmanes, siendo precisamente del periodo Andalusí del que procede su nombre “al-Banu Razin” la ciudad de los hijos de Razín, linaje que alcanzó el poder sobre la taifa de Albarracín. La torre del Andador y el propio castillo de Albarracín, que albergó la alcazaba de los Banu Razin, son los testimonios más destacados de su paso por estas tierras. La inmejorable posición estratégica del sistema defensivo y de la fortaleza de Albarracín, la han hecho escenario de continua luchas, sitios y batallas desde el siglo XII hasta casi nuestros días, siendo la última de ellas durante la Guerra Civil Española, en la que Albarracín vivió duros enfrentamientos entre las tropas Republicanas y las Nacionales por hacerse con su control.
Más allá de luchas y guerras, que afortunadamente hace años que pasaron a la historia, en la actualidad Albarracín nos ofrece recorrer con toda tranquilidad las calles de su conjunto histórico, trasladándonos al pasado. Mucho ha sido el cuidado que han puesto sus vecinos para que al recorrerlo, poco o nada encontremos que recuerde que estamos en pleno siglo XXI, consiguiendo sumergirnos en la historia de siglos pasados. En nuestro paseo disfrutaremos a cada paso con la originalidad de su arquitectura popular, de tanto en cuanto la bella monotonía de sus calles se interrumpe en una plaza, como la del Ayuntamiento, que construida en el siglo XVI además de albergar la casa consistorial, dispone de un corredor sobre el río y de unos bonitos balcones de madera, desde los que aún hoy durante sus fiestas, se pueden disfrutar de espectáculos taurinos. Además de las distintas torres defensivas como la de Doña Blanca o la del Andador y de las recias murallas del siglo XIV, dos son las construcciones más importantes de Albarracín, la Catedral del Salvador y por supuesto el Castillo. La catedral del Salvador fue construida en el siglo XVI en una sola nave con capillas laterales, en el interior su museo merece una visita para deleitarnos con la belleza de sus tapices historiados. Muy cerca de la catedral encontramos el castillo, del que se conserva un potente recinto amurallado que alberga en su interior un importante yacimiento arqueológico de época medieval. Fue este castillo Alcázar Andalusí residencia de los Banu-Razin, para más tarde ser ocupado por los distintos señores de Albarracín durante los siglos XIII y XIV, hasta que con la llegada de los aragoneses se transformó completamente en el recinto puramente defensivo que vemos hoy. Lo que no ha cambiado desde su construcción son las impresionantes vistas que desde este lugar podemos disfrutar.
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INFORMACIÓN DE UTILIDAD
La primera visita que hay que hacer al llegar a Albarracín es a su oficina de turismo, la puedes encontrar en:
C/ San Antonio, 2
Tfno: 978 71 02 62
Email: infoturismo@comarcadelasierradealbarracin.es
En este enlace encontrarás un plano turístico de Albarracin que puede ayudarte a preparar tu visita:
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Uno de los pueblos más bonitos de España, bien merece pasar la noche en él
Como llegar
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