Son muchos los años de historia que encierra la localidad burgalesa de Pineda de la Sierra, cuyos excelentes bosques y la abundancia de pastos hicieron de estas tierras un magnífico lugar para establecerse.
Así lo entendieron sus primeros pobladores que llegaron a estas sierras en el siglo IX y que nunca más dejaron, convirtiendo la villa en un lugar próspero donde la madera y sobre todo la ganadería eran su principal fuente de riqueza. De esta época de esplendor data el trazado de sus calles, las recias casonas de los señores de la Mesta y la gran joya artística de la villa, la iglesia de San Esteban Protomartir.
Así lo entendieron sus primeros pobladores que llegaron a estas sierras en el siglo IX y que nunca más dejaron, convirtiendo la villa en un lugar próspero donde la madera y sobre todo la ganadería eran su principal fuente de riqueza. De esta época de esplendor data el trazado de sus calles, las recias casonas de los señores de la Mesta y la gran joya artística de la villa, la iglesia de San Esteban Protomartir.
Muchas cosas en común tiene la iglesia de San Esteban con otros templos que fueron levantados durante el siglo XII en la sierra de la Demanda, dando origen a lo que se ha denominado “escuela de la sierra”, a la que pertenecen también las iglesias de Vizcainos de la Sierra y de Jaramillo de la Fuente. Como caracteriza a esta corriente arquitectónica, la iglesia de San Esteban Protomartir, es un ejemplo del románico más noble, de equilibradas proporciones arquitectónicas, que luce una hermosa torre de planta cuadrada como campanario y que ha conservado una estupenda galería porticada como antesala y protección de una de las portadas más bellas del románico burgalés. Recia y fuerte se nos muestra aún la Iglesia de Pineda de la Sierra, orgullosa de la pericia de su constructor para salvar de una forma airosa los desniveles del terreno. Para mostraros esta belleza seguiré el orden cronológico de su construcción pero a la inversa, es decir comenzaremos con lo último que de ella se construyó, su campanario que se alzó en el lado norte de la iglesia durante los siglos XVII y XVIII sobre una antigua torre románica. En el siglo XVI la antigua cubierta de madera, se sustituyó por las actuales bóvedas de crucería, elevando la altura del primitivo templo románico que se construyó en el siglo XII, aunque en dos etapas distintas. De finales de este siglo data su magnífico pórtico de once arcos apoyados en capiteles decorados todos con motivos vegetales, cuya estructura hay quien la ha relacionado con el coro alto del monasterio de silos. Llegados a este punto ya estamos preparados para reencontrarnos con el primitivo templo de la iglesia de San Esteban, para hacerlo sólo tendremos que obviar todas estas partes que ya os he descrito, … ¿Lo tenéis?. El resultado es impresionante, un templo de espacios simples, articulado en una sola nave, rematado por una cabecera formada por un sencillo ábside semicircular, de altura muy inferior a la actual pues entonces solo llegaba hasta donde hoy se sitúa la línea de canecillos. Lo más bello de este templo es sin duda alguna su portada, la más hermosa de la “escuela de sierra”, donde además de representaciones de escenas bíblicas, vemos grifos, arpías, centauros, sirenas que desnudas lucen su doble cola, Sansón en lucha con el Dragón, y recordando la advocación original del templo la figura de Santa Juliana.
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