Desde época prehistórica ha sido mucha la importancia que Dueñas ha tenido en la historia, y es que a su estratégica situación que permite controlar el valle del Pisuerga en su confluencia con el Carrión, importante cruce entre los caminos que unen el Reino de Castilla con los de Aragón, Navarra y Galicia, se une la riqueza y fertilidad de sus tierras que la convirtieron en “el granero de Castilla”
, tal era su gran producción de cereales. Fueron estas las razones por las que ya en la época de Bronce, existieron asentamientos dentro de lo que hoy es su término municipal. Celtíberos, Romanos, Visigodos, Musulmanes y Cristianos, todos pasaron por estas tierras y dejaron muestras de su paso en forma de restos arqueológicos. Pero a pesar de tener un origen tan antiguo, el trazado urbano de Dueñas es el típico de una ciudad Castellana del siglo XVI apareciendo en esta época, rodeada por murallas y presidida por una fortaleza, imagen que perdería siglos después, pues ni las murallas ni la fortaleza de Dueñas consiguieron superar los rigores del tiempo y las acciones de los hombres. En esta época tuvo la villa tres puentes y cuatro puertas de las que sólo ha llegado hasta nuestros días una de ellas, la puerta de los Remedios, conocida como el Ojo de la Virgen que es uno de los pocos vestigios de lo que fueron los muros y murallas de su castillo. El trazado de sus calles, se articulan en torno a la antigua plaza del mercado, hoy conocida como plaza de España. Se encuentra esta hermosa plaza recorrida por soportales, entorno a los cuales se reúne un conjunto patrimonial de singular interés, entre los que destaca el Palacio de los Buendía que ocupa todo un lateral de esta plaza, que según cuentan, aún mantiene un pasadizo que comunica con los edificios de la servidumbre. Otro de los edificios notables de esta plaza es la Iglesia de San Agustín, perteneciente a un convento de la orden agustina, del que se conservan además de esta iglesia una de las alas del edificio, las arquerías del claustro y una de sus bodegas. No olvidaré recomendaros la visita de edificios como el Hospital de Santiago, la ermita de los Remedios, la antigua sinagoga que hoy es la ermita del cristo, y de alguna de las numerosas cuevas y bodegas de las que dispone la villa de Dueñas y que forman parte del patrimonio de esta villa, pero hay en dueñas una construcción que sobresale de entre todas las demás, que es la Iglesia de Santa María de la Asunción. Esta Iglesia levantada en los últimos años del siglo XII y los primeros del XIII, se encuentra a caballo entre los dos grandes estilos del medievo, el románico al que pertenecen sus hermosos ábsides, y el gótico que queda patente en sus naves laterales cubiertas con bellas bóvedas de crucería. Para no aburriros demasiado, no me detendré a describiros todos los detalles que encierra este templo, que os aseguro que son verdaderos tesoros, eso sí cuando visitéis esta maravilla, fijar vuestra atención en el extraordinario retablo mayor, obra maestra de la escultura castellana que marca el tránsito entre el gótico y el renacimiento, y en la sorprendente sillería, una de las más originales que he visto, en las que se combinan tracerías góticas, con temas y animales salvajes posiblemente inspirados en los nuevos descubrimientos más allá de los mares, que nos hacen soñar con los viajes que nos llevarán a estas lejanas tierras
, tal era su gran producción de cereales. Fueron estas las razones por las que ya en la época de Bronce, existieron asentamientos dentro de lo que hoy es su término municipal. Celtíberos, Romanos, Visigodos, Musulmanes y Cristianos, todos pasaron por estas tierras y dejaron muestras de su paso en forma de restos arqueológicos. Pero a pesar de tener un origen tan antiguo, el trazado urbano de Dueñas es el típico de una ciudad Castellana del siglo XVI apareciendo en esta época, rodeada por murallas y presidida por una fortaleza, imagen que perdería siglos después, pues ni las murallas ni la fortaleza de Dueñas consiguieron superar los rigores del tiempo y las acciones de los hombres. En esta época tuvo la villa tres puentes y cuatro puertas de las que sólo ha llegado hasta nuestros días una de ellas, la puerta de los Remedios, conocida como el Ojo de la Virgen que es uno de los pocos vestigios de lo que fueron los muros y murallas de su castillo. El trazado de sus calles, se articulan en torno a la antigua plaza del mercado, hoy conocida como plaza de España. Se encuentra esta hermosa plaza recorrida por soportales, entorno a los cuales se reúne un conjunto patrimonial de singular interés, entre los que destaca el Palacio de los Buendía que ocupa todo un lateral de esta plaza, que según cuentan, aún mantiene un pasadizo que comunica con los edificios de la servidumbre. Otro de los edificios notables de esta plaza es la Iglesia de San Agustín, perteneciente a un convento de la orden agustina, del que se conservan además de esta iglesia una de las alas del edificio, las arquerías del claustro y una de sus bodegas. No olvidaré recomendaros la visita de edificios como el Hospital de Santiago, la ermita de los Remedios, la antigua sinagoga que hoy es la ermita del cristo, y de alguna de las numerosas cuevas y bodegas de las que dispone la villa de Dueñas y que forman parte del patrimonio de esta villa, pero hay en dueñas una construcción que sobresale de entre todas las demás, que es la Iglesia de Santa María de la Asunción. Esta Iglesia levantada en los últimos años del siglo XII y los primeros del XIII, se encuentra a caballo entre los dos grandes estilos del medievo, el románico al que pertenecen sus hermosos ábsides, y el gótico que queda patente en sus naves laterales cubiertas con bellas bóvedas de crucería. Para no aburriros demasiado, no me detendré a describiros todos los detalles que encierra este templo, que os aseguro que son verdaderos tesoros, eso sí cuando visitéis esta maravilla, fijar vuestra atención en el extraordinario retablo mayor, obra maestra de la escultura castellana que marca el tránsito entre el gótico y el renacimiento, y en la sorprendente sillería, una de las más originales que he visto, en las que se combinan tracerías góticas, con temas y animales salvajes posiblemente inspirados en los nuevos descubrimientos más allá de los mares, que nos hacen soñar con los viajes que nos llevarán a estas lejanas tierras
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