La vida de Avilés siempre ha estado unida a la de su ría, al abrigo de esta nació y creció, siendo a partir de los siglos VIII y IX cuando adquirió importancia como puerto.
Aunque se han encontrado restos que demuestran que estas tierras estuvieron pobladas ya en la Prehistoria, los primeros datos documentales de su existencia datan del siglo X. Ya por entonces su puerto era el principal acceso marítimo de la región, protegido por el castillo de Gauzon construido por Alfonso III para defender la ría de los ataques Normandos; los restos de este castillo aún son visibles. Con la concesión de sus fueros en 1155 por Alfonso VII, Avilés pasó a ser señorío de realengo y sus vecinos quedaron exentos de los impuestos de tránsito, lo que propició que se convirtiera en uno de los centros económicos de la región. El comercio de la sal, del vino, de los paños, y el auge de la ruta Jacobea favorecieron el crecimiento de la villa. Un devastador incendio que terminó con gran parte de la villa en 1478, junto con la decadencia de su puerto tras el descubrimiento de América marcaron el inicio del declive de Aviles. Desde entonces hasta nuestros días, Avilés ha pasado por guerras, hambrunas y terremotos pero también por épocas de prosperidad, como la que vivió con la llegada de la industria, que alteró profundamente la fisonomía de Avilés. El significativo aumento de su población, originó la búsqueda de nuevo suelo urbanizable durante el primer cuarto del siglo XIX, que tuvo como consecuencias más importantes, el derribo de la mayor parte de su muralla medieval y el desecado de parte de sus marismas. No obstante el Avilés que ha llegado a nuestros días ha conservado el encanto de su Casco Histórico, declarado Conjunto Histórico Artístico, en el que un tranquilo paseo por sus calles nos irá descubriendo su pasado, desde el siglo XII a la actualidad, a través de su rico patrimonio monumental que pasa por todos los estilos desde el románico hasta el modernismo.
Aunque se han encontrado restos que demuestran que estas tierras estuvieron pobladas ya en la Prehistoria, los primeros datos documentales de su existencia datan del siglo X. Ya por entonces su puerto era el principal acceso marítimo de la región, protegido por el castillo de Gauzon construido por Alfonso III para defender la ría de los ataques Normandos; los restos de este castillo aún son visibles. Con la concesión de sus fueros en 1155 por Alfonso VII, Avilés pasó a ser señorío de realengo y sus vecinos quedaron exentos de los impuestos de tránsito, lo que propició que se convirtiera en uno de los centros económicos de la región. El comercio de la sal, del vino, de los paños, y el auge de la ruta Jacobea favorecieron el crecimiento de la villa. Un devastador incendio que terminó con gran parte de la villa en 1478, junto con la decadencia de su puerto tras el descubrimiento de América marcaron el inicio del declive de Aviles. Desde entonces hasta nuestros días, Avilés ha pasado por guerras, hambrunas y terremotos pero también por épocas de prosperidad, como la que vivió con la llegada de la industria, que alteró profundamente la fisonomía de Avilés. El significativo aumento de su población, originó la búsqueda de nuevo suelo urbanizable durante el primer cuarto del siglo XIX, que tuvo como consecuencias más importantes, el derribo de la mayor parte de su muralla medieval y el desecado de parte de sus marismas. No obstante el Avilés que ha llegado a nuestros días ha conservado el encanto de su Casco Histórico, declarado Conjunto Histórico Artístico, en el que un tranquilo paseo por sus calles nos irá descubriendo su pasado, desde el siglo XII a la actualidad, a través de su rico patrimonio monumental que pasa por todos los estilos desde el románico hasta el modernismo.
La iglesia de San Nicolás de Barí, la de los Padres Franciscanos, la parroquia de Sabugo o la de Santa María Magdalena son algunos de sus edificios religiosos más representativos, que junto con sus bellos palacios como el de Camposagrado, Valdecarzana o el de Ferrera y sus plazas, teatros, museos y los soportales de sus calles son parte de su variado patrimonio. Sin olvidar que muy cerca de esta localidad podemos encontrar unas estupendas playas de fina arena, en las que disfrutar del sol en estos días en los que ya deja entrever el verano.
Patrimonio, historia, cultura, playa y una estupenda gastronomía hace de Avilés un destino a tener muy en cuenta para nuestras próximas vacaciones
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INFORMACIÓN DE UTILIDAD
Oficina de Información Turística
C/Ruíz Gómez, 21
33402 Avilés
Tfno: 985 544 325
Email: turismo@ayto-aviles.es
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El tiempo
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