Los Viajes de Bevi, la Bellota Viajera: Palacio de Santa Cruz, Madrid

domingo, 22 de octubre de 2017

Palacio de Santa Cruz, Madrid

El Palacio de Santa Cruz es un bello edificio barroco, situado en el corazón del Madrid de los Austrias, siendo tal vez el edificio más notable de los mandados a construir por Felipe IV durante el siglo XVII.
En su origen se levantó para albergar la Cárcel de corte y la sala de los Alcaldes de casa y corte, es decir que era en este palacio donde se ejercía la Justicia, se garantizaba la seguridad, el orden público y el abastecimiento de la ciudad. La elevada función que ostentaría este palacio, hizo que no se emplearan grandes recursos para su construcción y que se contratara a Juan Gómez de Mora, uno de los más reputados arquitectos del momento que era además el Arquitecto Mayor de las Obras Reales y Maestro Mayor de la Villa. En tan sólo siete años se concluyeron las obras de este inmenso palacio, y en 1636 quedó terminado. En 1791 mientras el cercano convento del Salvador era acondicionado como ampliación de este edificio, el palacio de Santa Cruz sufrió un incendio que destruyó totalmente sus cubiertas y la planta superior. Juan de Villanueva se hizo cargo de su restauración que terminó en 1793, año en el que la cárcel de corte se trasladó al convento del Salvador, quedando como única función de este palacio, la de Justicia, función que ejercería hasta 1875. Desde entonces es sede ministerial, primero lo fue del ministerio de Ultramar, después del Ministerio de Estado y actualmente acoge al Ministerio de Asuntos Exteriores.

Dejando aún lado, las importantes funciones que ha realizado este edificio, cuando contemplamos este espléndido edificio, en seguida apreciamos su marcada inspiración clásica con claras influencias de la arquitectura herreriana, que logra un original estilismo con la acertada combinación de distintos materiales y colores, el rojo de los ladrillos de su fachada, el gris del granito de su portada y el negro de la pizarra de su cubierta. Hace mucho un viajero francés, Antonio de Brunesl, dijo de él que: “no hay edificio en esta ciudad que parezca más hermoso que la Carcel” y así sigue siendo pues sigue provocando admiración entre los viajeros que visitan Madrid. Justo en el centro del edificio se alza una impresionante portada de granito, enmarcada por grandes columnas de orden toscano, que la divide en tres puertas sobre las cuales se sitúan sendos balcones, completando todo el conjunto un enorme escudo imperial que esculpió Antonio Herrera.