Dicen de Zamora que es la ciudad con mayor número y calidad de templos románicos de Europa. De las catorce iglesias románicas que podemos admirar en su casco histórico, visitaremos hoy la de la Magdalena.
La iglesia de la Magdalena, a pesar de su construcción tardía, es considerada como una de las más elegantes de las iglesias románicas zamoranas. Varios historiadores han atribuido este templo a los caballeros templarios, aunque no hay constancia documentada que lo refrende. Si bien, el hecho de que su planta no se ajuste a las proporciones que seguían las construcciones de la Orden templaria, que imitaban las del Santo Sepulcro en Jerusalén, juega en contra de esta hipótesis. De lo que sí podemos dar fe, es que su construcción se prolongó a lo largo de una centuria, comenzándose a principios del siglo XII y no concluyendo hasta entrado el XIII. Se edificó en dos fases, en la primera fase, plenamente románica, y tras el derrumbe de la bóveda que cubría la nave, la segunda fase de influencia gótica en la que se rehízo el muro sur y se realizó una cubierta de madera.
La elegancia de sus líneas y la pureza de sus formas han hecho de la iglesia de la Magdalena una de las más bellas de la ciudad de Zamora, atribuyéndose su construcción al mismo arquitecto que concluyó la catedral de Ávila, Giral Fruchel. Se trata de un templo de una sola nave con un ábside semicircular que alberga la capilla mayor.
Lo primero que nos impresiona del exterior, es su magnífica y esbelta cabecera, que aparece seccionada por columnas, ventanales e impostas. Posee tres portadas de las cuales la más antigua y bella es la meridional, que da a la calle "Rua de los Francos", con arquivoltas apuntadas, la inferior polilobulada, todas ellas con riquísima decoración geométrica y vegetal. Su única nave, de estilo elegante y sobrio destaca por su verticalidad. Llama la atención que en el interior de este templo no encontremos ningún tipo de retablo, lo que hace que toda nuestra atención, se dirija hacia el sepulcro románico situado en el lado norte. Toda una delicia románica, que algunos han relacionado con el maestro Mateo. Se atribuye este sepulcro a Doña Urraca de Portugal, primera mujer de Fernando II, cuya figura yacente aparece empotrada en el muro acompañada de dos ángeles que llevan su alma al paraíso, cobijado todo por un baldaquino sostenido por cinco columnas con decoración arquitectónica y animales fantásticos.
Cuenta una leyenda popular que en su puerta meridional, hay un obispo labrado y quien no consigue encontrarlo no se casa. Yo llevo ya un rato buscando y aún no lo he encontrado ¿Me ayudas? … Ah mira ahí está.
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A la hora de comer Zamora nos ofrece una gastronomía tipicamente castellana, donde el ajo y el pimentón le dan una personalizad propia, que con Platos como el arroz a la zamorana o el bacalao a la tranca, sus tradicionales y exquisitas carnes, o sus quesos seguro que dejarán satisfecho al más exigente de los comensales. En este enlace encontrarás un listado con los restaurantes y mesones de la ciudad:
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