Hablar de la Plaza Mayor de Salamanca, no es solo hablar de uno de los emblemas de la ciudad, es hablar del lugar de encuentro de sus vecinos y visitantes. Al cobijo de sus soportales, podemos encontrar, amigos que comparten sus ratos de ocio, estudiantes que repasan sus lecciones, empresarios que cierran sus negocios o paseantes soñadores ensimismados en la contemplación de tan bello lugar. Antes de la construcción de esta plaza, existió otra de mucho mayor tamaño, que durante el siglo XV fue conocida como Plaza de San Martín, y que según se decía era la mayor de la cristiandad. Pero con la llegada del siglo XVIII se decide construir una plaza más armónica, acorde con los tiempos modernos y con las corrientes urbanísticas de la época. Dado que el famoso arquitecto Alberto Churriguera, estaba en la ciudad enfrascado en la construcción de la Catedral Nueva de Salamanca, que otro día visitaremos, fue a él a quien se le encarga el proyecto de una Plaza Mayor acorde con los tiempos y que nada tuviera que envidiar a la de cualquier otra importante ciudad. A la vista del resultado obtenido, no cabe duda de que cumplió el encargo de una forma más que brillante. Aunque no toda la plaza es obra suya, solo dos de sus lados, siendo Andrés García de Quiñones el encargado de terminar la obra construyendo el resto de sus lados y el edificio del ayuntamiento.
Situados en el centro de la plaza, solo tenemos que girar sobre nuestros talones, para darnos cuenta de que estamos ante una de las obras cumbres del barroco español, en la que Churriguera dejó constancia de su sello particular, con la abundancia y exuberancia de los adornos con los que decoró su obra, tan característicos del estilo al que dio nombre este genial arquitecto. Si es magnífico contemplar la Plaza mayor de Salamanca, admirando la maravillosa armonía que ofrece el conjunto formado por sus cuatro fachadas de tres pisos, construidas con la piedra dorada de las canteras de Villamayor, mejor aún es hacerlo de cerca, estudiando cada detalle de sus ochenta y ocho arcos, entre los cuales encontramos los famosos medallones de esta plaza. Un buen rato nos llevará, descubrir los personajes en ellos representados, todos ellos ligados en alguna medida con la historia de Salamanca y de España, así pude encontrar los reyes españoles, desde Alfonso IX hasta Carlos III, santos, descubridores, conquistadores, científicos y sabios. Terminado este recorrido histórico, finalizaremos nuestra visita en el centro del lado norte de la plaza, donde se alza el edificio del ayuntamiento, que a pesar de no estar finalizado, como lo concibió su arquitecto es de una belleza indiscutible.
Los Salmantinos, con toda la razón, siempre han estado orgullosos de su Plaza Mayor, tanto que no han dudado en recibir en ella a sus más ilustres visitantes, desde Jefes de Estado, hasta el Papa Juan XXIII, pasando por políticos, cantantes, escritores y hasta una Bellota Viajera.
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