El monasterio de San Pedro de Cardeña dista apenas diez kilómetros de la capital Burgalesa, siendo una parada imprescindible dentro de las rutas del Camino del Cid. Algunos historiadores consideran este monasterio como la primera fundación benedictina en España, y se sabe que existía ya en el siglo IX. La historia de este monasterio ha sido verdaderamente agitada, protagonizando tristes acontecimientos, como el saqueo por las tropas de Abderraman III, que pasaron a cuchillo a los más de doscientos monjes que lo habitaban, pero también momentos de esplendor, en los que se convirtió en un importante centro cultural con un excelente scriptorium, del que durante el siglo XI, saldrían obras maestras. Pero sin duda alguna, hay un personaje que ha dado fama internacional a este monasterio, el Cid, cuando eligió este lugar como cobijo para su mujer y sus hijas durante su destierro ordenado por Alfonso VI en 1081 y por ser donde durante siglos reposaron sus restos y los de su esposa. Desde entonces diversas órdenes religiosas lo han habitado, hasta que con la desamortización de Mendizábal fue exclaustrado, comenzando así un triste periodo de más de cien años, en los que fue utilizado para múltiples usos, llegando a convertirse en campo de concentración durante la guerra civil. En 1942 volvió la paz y la vida monástica, cuando en él se estableció la comunidad cisterciense que actualmente lo habita y conserva.
El edificio actual del monasterio de San Pedro de Cardeña es básicamente gótico, de sus construcciones románicas apenas conserva parte de su claustro del siglo XII y su vieja torre del siglo X. Al igual que en su historia, en la arquitectura de este monasterio, la figura del Cid es el protagonista indiscutible. Muchas son las referencias a este caballero burgalés, las placas de piedra con los textos del Cantar del Mio que encontramos en los jardines, la figura del Cid “matamoros” que preside el paño central de su fachada y por supuesto la capilla de San Sisebuto, en el centro de la cual se encuentran los sepulcros, donde una vez reposaron los restos del Cid y de su esposa Doña Jimena, antes de ser trasladados a la catedral de Burgos. Además del sepulcro central con las figuras yacentes del Cid y de Doña Jimena, en las paredes laterales de esta capilla encontramos veintiséis escudos de armas, correspondientes a personajes ilustres descendientes del Cid, algunos de cuyos restos aún descansan en este monasterio.
Son muchos más los bellos detalles que nos ofrece la abadía de San Pedro de Cardeña, los restos de su claustro románico, el campanario de su vieja torre románica, sobrio y robusto, la armoniosa y esbelta cabecera de su iglesia gótica … Y la mejor manera de descubrirlos es de la mano de uno de los hermanos cistercienses que lo habitan y que estarán encantados de compartir unas horas con vosotros.
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