A las afueras de Soria a orillas del Duero donde aún se mantienen en pie los arcos del monasterio de San Juan de Duero, el mismo que allá por el Siglo XII construyeron los Caballeros templarios de San Juan de Acre.
Por entre estos arcos paseo el poeta Antonio Machado, y estos mismos arcos fueron la inspiración de una de las leyendas de Bécquer “El monte de las ánimas”. Y es que estas piedras rezuman belleza y poesía, melancolía y magia.
El monasterio se derrumbó en el siglo XVIII pero se han conservado la iglesia y los arcos de su claustro. La iglesia es una sola nave con bóveda de cañón apuntado y ábside semicircular. A ambos lados del presbiterio destacan dos pequeños templetes sobre columnas rematados por unos capiteles decorados con figuras que cuanto menos diría que son inquietantes.
El Claustro, la joya de este monasterio, es un cuadrilátero irregular con las esquinas achaflanadas y lo podemos datar en torno al siglo XIII. Los arcos de este claustro constituyen un verdadero repertorio que resumen casi todos los diseños que se utilizaron en el Románico. Así encontramos arcos de medio punto, apuntados, de herradura, calados y entrecruzados.
Para sentir toda la belleza de este lugar es necesario estar aquí, en el centro del claustro dejándose envolver por el contraste del gris de la piedra, el verde de la hierba, el azul del cielo y la resonancia de la historia. No lo dudes caminante, antes de seguir haciendo camino al andar, detente un momento a orillas del Duero a contemplar la belleza de los Arcos de San Juan.
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