sábado, 16 de julio de 2016

Monasterio de Sta, Maria del Sobrado dos Monxes, A Coruña




En una de las últimas etapas del camino norte, cuando la tumba del apóstol queda ya a menos de setenta kilómetros, encontramos el Monasterio de Santa María del Sobrado dos Monxes, uno de los principales monasterios de origen medieval de la provincia de A Coruña y de toda Galicia, que recientemente ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.


Tanta es la historia de este monasterio, que hay varias hipótesis sobre su origen, según algunos historiadores este monasterio podría datar de la misma época que el Monasterio de San Pedro de las Rocas, allá por los siglos V o VI, aunque todo apunta a que, en realidad, fue en el siglo X cuando el conde de Présaras fundó este monasterio, con el nombre de San Salvador. Muy pocas son las noticias que han llegado hasta nosotros de él desde mediados del siglo X hasta el siglo XII. El 14 de febrero de 1142, comienza en este pequeño cenobio la vida monástica de la orden cisterciense y con el cister llegó una época de gran actividad tanto económica como religiosa que se mantiene durante los siglos XII y XIII. Pasado este siglo, la decadencia y el abandono se adueña de este monasterio, hasta que con los Reyes Católicos, renueva su poder y en los siglos XVII y XVIII se convierte en uno de los monasterios cistercienses más poderosos de Galicia. Como en otros monasterios que ya hemos visitado, la desamortización de Mendizabal, supuso el fin para este monasterio que acaba convirtiéndose en un montón de piedras ruinosas. Afortunadamente los monjes de la Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia se ocupó de su reconstrucción y en 1966 devolvió la vida monástica a Santa María de Sobrado dos Monxes.


Mi visita a este fastuoso monasterio, me mostró que conserva la iglesia, y buena parte de las dependencias monacales, entre las que destacan tres claustros, la sala capitular, el refectorio, la cocina, la sacristía y la biblioteca. Aunque la mayor parte de estas construcciones pertenecen al barroco del siglo XVIII, también podemos encontrar entre ellas, construcciones en las que apreciar y admirar el románico cisterciense del siglo XIII. No cabe duda de que al llegar a este monasterio, quede impresionada con la espectacularidad de la fachada barroca de su iglesia, con la verticalidad que le otorgan sus dos altas torres-campanario y el dinámico movimiento de los juegos de claros y oscuros de sus relieves. Pero como ya sabéis que las bellotas somos más bien pequeñitas y sin grandes pretensiones, enseguida sentí la necesidad de refugiarme, en la sencilla protección que otorgan las construcciones románicas de este monasterio. Así pronto me sentí más relajada paseando por el claustro de las Caras, que fue el claustro original de la construcción cisterciense del siglo XIII y cuyo nombre proviene de los medallones del piso superior, en los que podemos ver apóstoles, obispos y caballeros. Desde este claustro pude acceder a las demás dependencias medievales la cocina y la sala capitular. 

En el interior de la iglesia, la planta de cruz latina se hace patente, articulado el cuerpo del templo en tres naves de distinta anchura cubiertas por bóvedas de piedra, mientras que una gran cúpula semiesférica cubre el espacio del crucero. En este monasterio encontramos además de un albergue de peregrinos, una confortable hospedería. 


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